Alexander Calder

El escultor estadounidense Alex Calder nació en el seno de una familia de artistas y una de las circunstancias más destacadas de su desarrollo creativo fue el hecho de que intentó distanciarse de la tendencia familiar realizando estudios de ingeniería mecánica en el Stevens Institute of Technology después de la escuela secundaria. Tras graduarse, trabajó varios años como ingeniero hidráulico y mecánico, pero al cabo de un tiempo terminó volcándose en la creación artística. Sin duda, su formación de ingeniero fue crucial en el desarrollo de su singular obra.

Su trabajo está influido por los lenguajes de artistas abstractos como Piet Mondrian, Jean Arp y Joan Miró. En 1931 ingresó en la asociación Abstraction-Creation, y el mismo año creó una obra a la que Marcel Duchamp bautizó como móvil. Fueron los móviles las creaciones que pusieron a Calder dentro de los principales escultores modernos. Los móviles llevaban la abstracción reinante a un plano dinámico lleno de movimiento y con planos que dialogaban con la luz en la que estaban sumergidos.

Sus móviles oscilaban en diferentes tamaños, desde piezas monumentales en las que los planos de colores estaban unidos por grandes vigas de metal y se convertían en piezas arquitectónicas, hasta pequeñas piezas de menos de 50 centímetros que se unían por modestos alambres y dialogaban en un lenguaje más familiar y doméstico. 

Sus móviles incorporaron magistralmente el movimiento dentro de escultura que ya habñia insinuado el mismo Duchamp y con ello se convirtió en el precursor del arte cinético. De todas las piezas que produjo en su dilatada carrera se destacan particularmente Steel Fish y Red Petals. El gran éxito de los móviles explica que el creador recibiera encargos de los más diversos países y que sus obras embellezcan algunas de las principales ciudades del mundo.

También realizó stabiles, esculturas no móviles, grandes y de color oscuro, que a menudo reproducen monstruos o animales extraños. Refiriéndose a sus móviles, Alexander Calder dijo en alguna ocasión que con ellos había pretendido dar vida y movimiento a las obras de Piet Mondrian, que tuvo ocasión de contemplar en directo y le causaron un profundo impacto.