Uno de los artistas más icónicos de la segunda mitad del siglo XX se llamaba Andrew Warhola, aunque se adaptó con el nombre artístico de Andy Warhol. Procedía de una familia de inmigrantes eslovacos. Desde muy pequeño mostró grandes dotes artísticas. De este modo sobresale en sus primeras clases de arte en el Carnegie Institute hasta que consigue graduarse.
Al finalizar sus estudios, se trasladó a la ciudad de Nueva York donde desarrollará la mayor parte de su obra artística como creador publicitario en grandes revistas como Glamour, Vogue o The New Yorker o para marcas conocidas de zapatos. Gracias a la popularidad que poco a poco va adquiriendo el autor funda su estudio The Factory, que finalmente se convertirá no sólo en un lugar de creación sino también de reunión de los artistas más underground del Nueva York del momento.
El estilo en el que desarrolló su obra, el pop art, tiene sus raíces en la corriente Dadá de quien se extrae la idea de unir arte y vida, es decir, de anular la separación que existía entre la vida cotidiana y el arte, que estaba asociado por aquel entonces da una élite social. Además, el abrió las posibilidades de hibridar la fotografía, del collage y el assemblage. El segundo pilar del Pop es Duchamp quien es conocido por aislar la esencia artística o utilitaria de cualquier elemento del entorno. Así, para Duchamp y más tarde para Warhol, lo importante no es la realización manual de la obra de arte sino la elección del objeto, que lo es por su propio valor artístico.
En la cima de su carrera, se sumerge de lleno en otras facetas artísticas con las que experimenta como el cine, la escultura, el grabado, la moda, la televisión, perfomances, la edición… En fin, cualquier faceta artística en la que pudiera aplicar alguna de sus novedosas ideas.
En 1974 idea las “cápsulas del tiempo”, de las que se conservan más de 600, en las que incluía, cartas, carteles, recuerdos de su infancia o del momento o cualquier cosa del entorno cotidiano. Eran cajas de cartón, que luego sellaba y que están reunidas en el Museo Andy Warhol. De esta década son sus archiconocidos retratos de Mao Tse Tung y el cuadro del signo del dólar.
Un hábil auto publicista, proyectó un concepto del artista como una figura impersonal, incluso vacía, que sin embargo es una celebridad, un hombre de negocios y un escalador social de éxito.
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